Etapa 17: Agua y hielo

El agua y el hielo desempeñan un papel importante en el escenario de hoy: en el pasado, en un día caluroso como hoy y en el futuro.

Los jinetes despegan hoy en un pueblo que fue escenario de una de las catástrofes más mortíferas jamás causadas por un glaciar. En plena noche del 11 de julio de 1892, una inundación devastó el pueblo de Saint-Gervais-Le Fayet. Causó 175 víctimas mortales. La inundación fue una mezcla de agua, cantos rodados y barro. El origen de la catástrofe fue el glaciar Tête Rousse, situado a unos 15 km al sureste de Saint-Gervais, en la vertiente norte del Mont Blanc.

La casa de baños de Saint-Gervais destruida durante la inundación de 1892 (vía Wikimedia Commons)

Dentro del glaciar había una bolsa oculta de agua de deshielo. Al romperse, se liberaron 200.000m3 de agua y hielo. Bajó por el valle y destruyó todo a su paso hasta llegar al pueblo. En los últimos tiempos se descubrieron nuevas bolsas de agua en 2011, 2013 y 2014. Se instaló un sistema de alarma automático. Se gastaron más de seis millones de euros en vigilar y bombear el agua de la cavidad glaciar. Esto protege a las 3000 personas que viven en la ciudad de St. Véase también https://youtu.be/ALKzWQfBRhc.

Cambio climático y glaciares

Los glaciares no sólo suponen una amenaza, sino que son una importante fuente de agua, sobre todo durante las sequías. Hoy los jinetes atraviesan un punto caliente de cambio glaciar. Las imágenes por satélite mostraron que durante el periodo comprendido entre 2000 y 2019 los glaciares de los Alpes perdieron más de un metro de espesor cada año. Esto equivale a 1,7 gigatoneladas de hielo. Todos los años. Es agua potable suficiente para abastecer a todos los ciclistas del Tour de Francia durante 40 millones de años de Tour de Francia. (suponemos que 200 corredores beben 10 litros de agua al día durante 21 etapas).

En ningún otro lugar del mundo los glaciares retroceden y pierden masa tan rápidamente como en los Alpes. Las pruebas visuales de estos cambios glaciares son espectaculares. No tardará mucho en desaparecer la mayoría de los glaciares de Europa. Las últimas proyecciones muestran que, incluso si conseguimos mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, sólo quedará un 20% del hielo glaciar de los Alpes a finales de siglo.

Adaptación al cambio climático

El deshielo de los glaciares tiene graves consecuencias para el turismo, los riesgos naturales, la energía hidroeléctrica y el abastecimiento de agua. No sólo debemos intentar dejar de quemar combustibles fósiles y pasar a fuentes de energía más sostenibles. Así se evitará que los glaciares sigan derritiéndose de forma catastrófica. Pero además tenemos que adaptarnos a esos cambios, pues muchos de ellos son ya irreversibles.

Presa de Roselend (vía Wikimedia)

Una opción es crear amortiguadores artificiales de agua. Pueden utilizarse cuando hay una gran necesidad de electricidad o agua. Un buen ejemplo es el lago Roselend. Es habitual en el Tour de Francia en la subida de Beaufort a Cormet de Roselend. La construcción de esta presa finalizó en 1962. La presa tiene unos 150 metros de altura y se utiliza principalmente para la generación de energía hidroeléctrica. Puede almacenar unos 187 millones dem3 de agua. Para ponerlo en perspectiva, esto supone aproximadamente el 10% de lo que pierden cada año los glaciares de los Alpes.

En otras palabras, necesitamos construir diez embalses Roselend cada año para almacenar el agua de deshielo de los glaciares que, de otro modo, se perdería en el océano. Es una verdad que asusta. Tenemos que actuar ahora si queremos seguir disfrutando viendo al pelotón en estos hermosos paisajes glaciares de agua y hielo en los próximos años.

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