¿Anguilas? Bueno, en realidad hoy tenemos criaturas parecidas a las anguilas, pero no en el menú de los corredores tras la sexta etapa. En estos animales parecidos a las anguilas, llamados conodontos, llegamos a conocer bien otro fósil guía como lo hicimos en las etapas tres y siete de la carrera masculina. Pero hay más en la etapa 6 porque estamos en un límite geológico muy importante.
Un ciclista que atraviesa hoy la región del Tarn sólo ve la superficie benigna de un paisaje ondulado y exuberantes tierras de cultivo. Nada delata la historia de convulsiones tectónicas que se oculta bajo la superficie. ¿Nada? Si levanta los ojos de la carretera y mira al horizonte a su izquierda, hacia el sur, verá la ominosa silueta de los montes de Lacaune. A sus espaldas se alza la Montaña Negra. Las montañas parecen un planeta distinto de la verde campiña que se atraviesa en el valle del río Tarn. Sus suelos delgados, áridos y ácidos, en las laderas de acantilados rocosos, sólo albergan los pinos más desafiantes.
Al ir de Albi a Blagnac, recorrerá una de las fronteras más importantes entre las unidades geológicas que forman Francia: El Macizo Central a su derecha y la Montaña Negra a su izquierda. Son testigos de un episodio de construcción de montañas que tuvo lugar hace más de 300 millones de años, en los periodos Devónico y Carbonífero.
A pesar de su antigüedad, se elevan sobre el lecho rocoso blando del valle del río Tarn, porque se solidificaron en rocas cristalinas duras a partir de franjas de lava producidas por volcanes que estuvieron activos aquí. Bajo sus ruedas, cubierto por arcillas y arenas discretas, un istmo de roca cristalina conecta el Macizo Central con la Montaña Negra.
Demasiado caliente
La construcción de montañas y el intenso vulcanismo durante el Devónico no sólo significan malas noticias para los agricultores modernos en busca de suelos fértiles. También es un reto para los geólogos que tratan de reconstruir la historia del planeta.
La construcción de montañas es como una picadora de carne gigante: las rocas se amontonan, se hunden a grandes profundidades, se funden y salen despedidas por lugares inesperados. Todos estos trastornos medioambientales seguramente afectaron a la vida en la Tierra en aquella época, pero ¡buena suerte encontrando fósiles en la picadora de carne!
Tanto más preciosos son los pocos lugares donde se conservan. Y Montagne Noire alberga dos secciones y puntos de estratotipo de límite global. Son localidades geológicas que constituyen una referencia global para dividir la historia de la Tierra. En este caso buscamos las bases de las etapas Frasniana y Famenniana. Ambos forman el Devónico Superior, que corresponde a la época del vulcanismo masivo que contribuyó a una de las «cinco grandes» extinciones masivas. Véase también el estadio 4.
Un pionero y viejas anguilas
Los estratotipos globales suelen basarse en un cambio evolutivo de un organismo que podemos encontrar en todo el mundo. Pero, ¿cómo encontrar un organismo así en el momento de una extinción masiva, cuando todo se extingue? El extremo profundo, es decir, las eras más antiguas, de la escala de tiempo geológica depende en gran medida de los conodontos. Son pequeños animales extintos parecidos a las anguilas que dejaron tras de sí miles de minúsculos dientes.
Los dientes de estas antiguas criaturas parecidas a las anguilas evolucionaron y se diversificaron rápidamente, lo que nos permite rastrear los cambios evolutivos en las profundidades de la Era Paleozoica. De este modo conseguimos una alta resolución en la escala temporal geológica. Son fósiles guía como los que vimos también en la etapa 3.
La rica historia de la coevolución entre los conodontos y su entorno, incluido el registro del rápido calentamiento y el posterior colapso de las redes tróficas en las localidades únicas de Montagne Noire se lo debemos a la Dra. Catherine Girard.
Catherine, aún en activo en la Universidad de Montpellier, fue pionera en la utilización de modernos análisis ecológicos y geoquímicos en los conodontos de esta zona. Contribuyó a dar a conocer internacionalmente el patrimonio paleontológico de Francia y a revelar así los mecanismos de la evolución al filo de los cambios medioambientales.
Los conodontos de Montagne Noire registran un calentamiento sin precedentes que hizo hervir gran parte de la biosfera. No es muy diferente de los retos a los que se enfrentan hoy los pilotos a medida que el clima mundial se vuelve más impredecible.
